Las perforaciones de la membrana timpánica conllevan generalmente una pérdida auditiva y, en ocasiones, supuración.
Las causas de la perforación del tímpano suelen ser traumatismos o infecciones.
Los traumatismos que pueden causar perforaciones incluyen golpes en el oído, fracturas craneales, exposición a explosiones o la introducción profunda de objetos en el conducto auditivo, como bastoncillos de algodón o clips.
Las infecciones del oído medio pueden ocasionar dolor, pérdida auditiva y ruptura espontánea de la membrana timpánica, resultando en una perforación.
En estas situaciones, puede observarse pus o sangre en el conducto auditivo.
En ocasiones, la perforación de la membrana timpánica puede ser una secuela de un procedimiento quirúrgico previo, como la extracción de un tubo de drenaje transtimpánico.
La mayoría de las perforaciones de la membrana timpánica se cierran espontáneamente en semanas, aunque algunas pueden tardar meses.
Durante el proceso de curación, es importante proteger el oído del agua y de nuevos traumatismos. Aquellas perforaciones que no se cierren por sí solas pueden requerir intervención quirúrgica.
Por lo general, a mayor tamaño de la perforación, mayor pérdida auditiva. Además, la ubicación del orificio en la membrana timpánica también afecta el grado de pérdida auditiva.
En casos de perforación debido a un traumatismo repentino o una explosión, la pérdida auditiva puede ser más significativa y pueden aparecer zumbidos en el oído (tinnitus). Sin embargo, en estos casos, la pérdida auditiva suele recuperarse parcialmente y los zumbidos pueden disminuir en unos días.
Si la perforación es muy pequeña, el otorrinolaringólogo puede optar por observarla con el tiempo, esperando su cierre espontáneo. También puede intentar colocar un «parche» en la misma consulta en pacientes colaboradores: utilizando un microscopio para revitalizar los bordes de la perforación y luego aplicar una fina lámina de papel sobre ella.
Usualmente, se observa una mejora en la audición cuando el orificio está tapado.
Existen varias técnicas quirúrgicas para cerrar la perforación con un injerto y promover su cicatrización. Este procedimiento se conoce como «miringoplastia«.